Manifiesto del Partido Comunista Revolucionario

A los Trabajadores, Campesinos, Juventud, Intelectuales, Pueblo Brasileño

POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES Y POR EL SOCIALISMO

Todos los países capitalistas están al borde de la bancarrota. Una verdadera catástrofe de dimensiones gigantescas, con consecuencias desastrosas para los trabajadores y el pueblo, ronda el mundo capitalista. Los albores del siglo XXI están marcados por la completa y total falencia del régimen capitalista.

Hasta los medios de comunicación de la burguesía, los grandes periódicos, las cadenas de televisión y las radios, notician la gravedad de la crisis. Todos dicen y todos reconocen: la catástrofe ya se avecina. Sin embargo, nada se hace. Los gobiernos capitalistas y sus organismos internacionales, FMI, BIRD (Banco Mundial), la ONU, etc. son impotentes para solucionar la crisis. Pues que la crisis sólo puede tener fin con el término del capitalismo.

Nunca, en toda la historia de la humanidad, el hambre, la desnutrición y el desempleo afectaron a tantos hombres, mujeres y niños en todo el planeta.

Ya no es sólo en África que se ven las imágenes de niños en piel y huesos, pegados a las tetas de sus madres hambrientas. No, hoy en día escenas iguales pueden ser vistas en prácticamente todos los países capitalistas. Según relatorio de la UNICEF, cada año mueren más de 7 millones de niños en todo el mundo. victimas de la subnutrición.

Hasta en los Estados Unidos de Norte América, principal país imperialista y el más desarrollado país capitalista del mundo, 32 millones de norteamericanos sobreviven en la miseria y sus refecciones se limitan a sopas fornecidas por el gobierno o por instituciones de caridad: 11 millones de niños están subnutridos en alrededor de 1 millón de hogares norteamericanos y pasan los días sin tener lo que comer.

Hoy, el hambre, la desnutrición, la prostitución y las drogas, afectan duramente la población de los EE.UU., América Latina, Asia y, desde el fin del socialismo, también los países del este europa. Por lo tanto, prácticamente todos los pueblos del mundo.

Es más: el desempleo ha dejado de ser un "privilegio" de los países subdesarrollados y es una realidad en todas las economías capitalistas. En los mismos países imperialistas, como EE.UU., Francia, Alemania, Inglaterra y Japón, el desempleo sobrepasa los índices de la 2a Guerra Mundial. Son más de mil millones de trabajadores desempleados en todo el mundo. Ya no hay un sólo organismo internacional o gobierno capitalista que anuncie más empleos, por el contrario, lo que dicen es que el desempleo se incrementará aun más.

El capitalismo llega en las postrimerías del siglo XX más muerto que vivo, revelando su carácter destructor. El decantado vigor del capitalismo no es más, pues, que un cuento de hada. Bajos índices de crecimiento, desempleo, hambre, violencia, criminalidad, quiebras y cierre de industrias y tiendas comerciales, y a la par alrededor de 6 mil millones de personas están abandonadas y sobreviven en la miseria. Este es el retrato del capitalismo en este fin de siglo.

Todos esos datos revelan la naturaleza perversa y cruel del sistema capitalista. Después de casi quinientos años de existencia del capitalismo, cualquier ciudadano sensato concluye que ese régimen está viejo y podrido y su permanencia amenaza con llevar la humanidad entera hacía la barbarie, hacia la destrucción. Hasta el gigantesco desarrollo técnico, las formidables descubiertas científicas, de nada sirven para mejorar las condiciones de vida o disminuir el hambre y la pobreza de la humanidad; son utilizadas apenas para incrementar las ya fabulosas ganancias de media docena de magnates internacionales. Es decir, sólo una ínfima minoría se beneficia de ese desarrollo.

EL MUNDO SE HA DIVIDIDO DEFINITIVAMENTE EN DOS CLASES

Por un lado, un puñado de magnates se apropia de los bancos, las tierras, las máquinas, las industrias, el comercio y controlan la ciencia y la tecnología, en fin, se apropian de todo lo que el mundo produce; por otro lado, miles de millones de hombres, mujeres y niños sobreviven en la miseria. Cada día, más y más personas se juntan a los pobres, sean obreros desempleados, campesinos expulsados de sus tierras, intelectuales y artistas sin trabajo y pequeños y medianos empresarios, todos han ido arruinándose en una velocidad y en una violencia inauditas.

Según la revista FORBES de julio de 1997, sólo 200 magnates capitalistas en el mundo, tienen una fortuna de 789,3 mil millones de dólares. En cambio, de cada 5 habitantes del mundo 3 viven en la más absoluta pobreza. En otras palabras, toda la inmensa riqueza producida por la clase obrera y campesinado, toda la tecnología desarrollada por los científicos está concentrada en las manos de una oligarquía de banqueros y especuladores.

Aun más: el capitalismo amenaza con la propia continuidad de la vida en nuestro planeta, mediante la destrucción de las forestas y el medio ambiente, además de las frecuentes pruebas nucleares de la potencias imperialistas. La corrupción y la decadencia moral se han convertido en una característica de los gobiernos burgueses. No hay un sólo jefe de estado capitalista que no esté involucrado en un gran escándalo de corrupción o sexual. Se ha llegado al punto, como hizo el Presidente de los EE.UU., de bombardear cobardemente los pueblos de Sudan y Afganistán para desviar la atención de la opinión pública del proceso que sufre por abuso sexual. Peor aún, los medios de comunicación burgueses no sólo silencian ante tan hediondo crimen, sino que tratan de esconderlo del pueblo. La vida, pues, se ha tomado insoportable en el mundo capitalista.

Hace mucho que el capitalismo ha dejado de ser una economía de pequeñas y medianas empresas en desarrollo. En el siglo XX, el capitalismo se ha convertido en imperialista, dominado por los monopolios capitalista, carteles y por el capital financiero. En el imperialismo capitalista, el capital está concentrado en las manos de un puñado de magnates, quienes controlan los gobiernos de los principales países capitalistas y lo usan para defender, a fuego y hierro, la expoliación de la inmensa mayoría de la población mundial. Concentración de las industrias, la banca, las grandes tiendas comerciales y la riqueza en las manos de una reducida minoría es lo que ocurre en todos los países. Sólo un centenar de familias capitalistas son propietarias de las industrias, el comercio y la banca en el mundo.

Rusia es la más reciente víctima de toda la crueldad y violencia del capitalismo. Después de la privatización de los medios de producción, o sea, después que las máquinas, las tierras y las industrias dejaron de ser propiedad de todo el pueblo para convertirse en propiedad privada apenas de los capitalistas, la producción de la economía desmoronó, la miseria, el hambre, la prostitución y las drogas, antes desconocidas del pueblo soviético, pasaron a ser una dura y cruel realidad para la mayoría del pueblo ruso. Una mafia capitalista, apoyada por las grandes potencias imperialistas, controla toda hoy la economía.

Apavorados, economistas y políticos burgueses han planteado distintas teorías y análisis respecto de la crisis. Se apresuran en plantear "soluciones", diciendo que es la hora de que todos se sacrifiquen por el capitalismo. Las "soluciones" que presentan son reducción de los salarios de los trabajadores, derogar los derechos laborales conquistados en dos siglos de lucha, aumento de la jornada de trabajo, fin del pago de horas extraordinarias, etc. En síntesis, "soluciones" que preservan la propiedad privada y las fantásticas ganancias de los magnates, y a la par aumenten la explotación y la miseria de las masas. De hecho, sólo el gran grupo financiero HSBC Holding, que se apropió recientemente del banco Bamerindus, tuvo el año de 1997 una ganancia neta de 5,5 mil millones de dólares. En Japón, segunda economía capitalista del mundo, el gobierno presentó como "salvación" del desastre que vive la economía japonesa, la propuesta de utilización del ahorro de los trabajadores japoneses. depositados en los bancos estatales, para salvar una decena de bancos falidos.

Sin embargo, todos esos análisis y propuestas tienen un único objetivo: evitar que el pueblo se percate de la verdadera causa de la crisis: el régimen capitalista.

CUAL ES, ENTONCES, LA CAUSA DE LA CRISIS Y COMO SALIR ADELANTE

La crisis es el resultado del agotamiento y la bancarrota del modo capitalista de producción en su etapa final, el imperialismo capitalista, etapa que está dominada por el capital financiero. Al tratar de conseguir la máxima ganancia y nuevos mercados, los capitalistas van adquiriendo cada vez más empresas, aumentando la concentración del capital. Con excedente de capital, los agiotistas capitalistas van a todas partes en busca de las mayores tasas de interés para incrementar su capital, aunque que ese lucro sea artificial. Ocurre lo que dijo Karl Marx: "un dinero que genera más dinero, sin ningún proceso de producción y comercialización de mercancías".

Particularmente en los últimos años del siglo XX, el capital financiero llego a su punto máximo de desarrollo, sometiendo todas las otras formas de capital y dominando toda la economía: controla gobiernos, industrias, bancos, equipos de fútbol, tiendas, fábricas, etc. Para que se tenga una idea de ese predominio del capital financiero, basta con decir que la producción total durante un año, el PIB, de 135 países es hoy de 35 billones de dólares. Mientras que, en sólo un mes, son negociados 45 billones en el mercado de cambio, especulación con la compra y venta de monedas. Eso quiere decir que el capital no está en la producción, sino principalmente en la especulación financiera por medio de títulos, acciones y monedas. Es la dictadura mundial de los agiotistas y los especuladores.

De igual modo, guiados por la sed de ganancia, los capitalistas son impelidos al incremento de la producción de mercancías. Por ello, invierten en máquinas que sustituyen a los hombres y permiten incrementar la producción. Sin embargo, como el capitalismo es un régimen de apropiación privada de las riquezas producidas socialmente, trae más y más desempleo y empobrece continuadamente las masas al pagar bajos salarios. De ese modo, reduce drásticamente el poder adquisitivo de aquellos que, en definitiva, consumen los productos: las masas populares, los consumidores fundamentales. El resultado es que va a ocurrir excedente de producción: se produce más de lo que tienen las personas condiciones de consumir. Es la crisis de superproducción relativa: hay producción, pero no hay consumidores con dinero para comprar. La vía de desarrollo capitalista se ha agotado porque, por un lado se incrementan las ganancias y las riquezas de los capitalistas, por otro lado trae hambre, desempleo y miseria para la gran mayoría de la población.

A cada crisis del régimen burgués, los capitalistas actúan para salvaguardar su capital y la "santificada" propiedad privada; actúan para mantener y hasta incrementar sus ganancias, sea rebajando los salarios, sea derogando derechos, sea aumentando los precios de los productos, es decir, profundizando la brutal explotación del pueblo y los trabajadores. Emplean todos los medios para alcanzar esos objetivos, particularmente la represión a los trabajadores y las huelgas; la propaganda y el engaño de los medios de comunicación, y la farsa de las elecciones, ya que ellos detienen el capital, los periódicos, las redes de TV y las radios.

Como vimos, la crisis tiene como causa principal el hecho de que, por un lado la producción es social, o sea, para producir son necesarias millones y millones de personas, por otro lado, la apropiación de la riqueza producida es privada, capitalista.

Esa es la contradicción principal de la sociedad capitalista: la contradicción entre los que producen y los que se apropian de la riqueza producida, la contradicción entre la clase obrera y la clase de los capitalistas. Sin superar esa contradicción es imposible salir de la crisis. Por lo tanto, para salir de la crisis es necesario acabar el propio sistema capitalista de producción.

Sólo un régimen en el que no sólo la producción sea social, sino que también la apropiación de la riqueza producida sea colectiva, es cuando se podrá abolir el hambre, el desempleo y la miseria. Ese nuevo régimen de producción es el socialismo. No existen en él las ganancias fabulosas y fantásticas obtenidas por los capitalistas a costa del hambre y la explotación de las masas populares.

Mientras que en el capitalismo, la clase obrera, los campesinos, las masas populares están condenadas a la muerte y la inanición, al desempleo y la pobreza, en la nueva sociedad, la sociedad socialista garantiza a todos el sagrado derecho al trabajo, no hay más esclavitud asalariada, la tierra no es más propiedad de los terratenientes, toda la riqueza producida es propiedad de todo el pueblo, y solo come el que trabaja.

SOCIALISMO O BARBARIE

El verdadero dilema del siglo XXI es: o la humanidad marcha hacia el socialismo o hacia la destrucción a que la condena el capitalismo.

No hay pues, otra salida para los trabajadores, los pobres, los pequeños y medianos industriales y comerciantes, los intelectuales y la juventud: o se rinden a la perversidad del capitalismo, quedando a merced de esa brutal explotación y asisten pacíficamente la destrucción del planeta y la humanidad, o se deciden ir a la lucha para barrer y liquidar el capitalismo; hacer una revolución e implantar el socialismo. Como profetizó el gran genio de la revolución socialista, Vladimir Uliánov, Lenin: "El capitalismo se tomó reaccionario y desarrolló las fuerzas productivas a tal punto que la humanidad tendrá que pasar hacia el socialismo o sufrir anos o hasta décadas".

La burguesía ha fracasado. El capitalismo ha diseminado por todo el mundo en 500 años, la miseria y el hambre. Toca a la clase obrera, a los trabajadores, los pequeños y medianos comerciantes e industriales, los estudiantes y intelectuales honrados, tomaren el barco de la historia en sus propias manos.

La clase obrera, como clase más avanzada, más disciplinada, que no tiene que perder más que las cadenas de la esclavitud asalariada, es llamada a cumplir su papel histórico junto con los campesinos, o sea, poniéndose al frente de amplio y poderoso movimiento popular que liberte [?] al pueblo de todo ese sufrimiento.

La clase obrera, alineada con los campesinos, sólo podrá cumplir ese papel si esté munida de la conciencia de sus intereses y de una gran capacidad de organización.

Este es el papel que espera cumplir el Partido Comunista Revolucionario, fundado por Manoel Lisboa de Moara. Nosotros, militantes del PCR, nos proponemos, como continuadores y herederos de la Comuna de París de 1871, de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917, la que estableció el primer y victorioso Estado de obreros y campesinos del mundo, y de la heroica Revolución Cubana de 1959, emplear lo máximo de nuestras fuerzas para llevar adelante la lucha por la liberación del pueblo brasileño y por la construcción de la verdadera democracia en nuestro país, el socialismo y es para la realización de esa tarea que el PRC conclam a [?] todos los obreros, campesinos, intelectuales y jóvenes concientes!

COMPAÑEROS,

Los pueblos y los trabajadores de la URSS, Cuba, Vietnam y de decenas de otros países, ya han mostrado el camino y nos han enseñado que, sólo un gobierno dirigido por los mismos trabajadores puede asegurar la paz, el fin de las guerras, del hambre, y puede garantizar empleo, salud y educación para todos. Han mostrado también que la vida puede ser repleta de felicidad, sin crímenes, sin violencia, sin drogas, sin explotación del hombre por el hombre. Han mostrado que eso es posible cuando lo que se produce se distribuye para todos y no sólo para media docena.

Es preciso tener coraje para derribar y aplastar los que nos aplastan, para destruir lo viejo y construir lo nuevo. Algunos dicen que es temprano para el socialismo. Sin embargo, la verdad es que, cada día que pasa ya es demasiado tarde. Derribemos los sanguinarios y asesinos gobiernos capitalistas antes que ellos provoquen una 3a Guerra Mundial y destruyan a la humanidad.

¡Socialismo o barbarie! ¡O revolucionarios o lacayos de la burguesía!

¡No tenemos tiempo que perder! ¡Nos unamos por un nuevo mundo de paz y felicidad!

SÓLO UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES PUEDE SALVAR BRASIL

¡O Brasil se libra del Gobierno Fernando Henrique o serán más cuatro años de hambre, desempleo e represión a los trabajadores y el pueblo!

Para paliar esa grave y profunda crisis, media docena de países imperialistas (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Inglaterra, Canadá) profundiza e intensifica la expoliación de los países dependientes, la gran mayoría de los pueblos del mundo.

Brasil, por tener su economía capitalista profundamente dominada por los monopolios imperialistas, sufre consecuencias devastadoras.

En 4 años, el gobierno Fernando Henrique ha promovido la mayor desnacionalización de la economía brasileña. Hoy, sectores enteros de la industria, comercio, agricultura y bancos están dominados por el capital extranjero, veamos:

95% de la industria automotriz
87% de la industria de higiene y limpieza
81% de la industria de computación
79% de la industria farmacéutica
62% de la industria de plásticos y goma
57% de alimentación
48% de la industria electro-electrónica

Como si no bastara, el gobierno Fernando Henrique ha entregado grandes e importantes empresas estatales que actúan en sectores estratégicos de la economía, un rico y valioso patrimonio publico construido durante décadas por el pueblo brasileño, a medía docena de monopolios capitalistas internacionales y nacionales. Este fue el caso de la Compañía Vale do Río Doce, Compañía Siderúrgica Nacional (CSN), Usiminas. Y mas recientemente todo el sistema de telecomunicaciones, la Telebrás, evaluada en más de 130 mil millones de dólares, fue "vendida" por solamente 23 mil millones de dólares. Hasta la Petrobrás, recibe hoy órdenes de la Compañía Odebrecht, gran grupo capitalista nacional. Peor aún, de las 22 empresas estatales que han sido entregadas a los monopolios privados, 40 mil trabajadores han sido dimitidos.

El hecho es que toda esa dominación extranjera sobre la economía brasileña, tiene como consecuencia una gigantesca expoliación de nuestras riquezas y del trabajo nacional, o sea, una enorme transferencia para los países imperialistas de los recursos producidos en nuestro país. Según el Banco Central, Brasil envió hacia el exterior alrededor de 145 mil millones de dólares entre 1993 y 1997, en forma de pago de tasas de interés y amortizacíon de la deuda interna y externa.

En 4 años, Fernando Henrique hundió el país en la mayor crisis de su historia. Hoy son 60 millones de brasileños viviendo en la miseria: sólo en Sao Paulo, son 1,7 millones de trabajadores desempleados: en la región metropolitana de Recife, 360 mil personas han perdido el empleo. En el campo la situación es más grave todavía: 5 millones de familias sin tierra vaguean por el campo, sin tener lo que comer o sembrar. Sea por el avance del capitalismo en el campo, sea por la importación de alimentos, el hecho es que millones de trabajadores rurales han perdido el empleo en los últimos años. En Sao Paulo de un total de 1 millón y 400 mil trabajadores en 1985, hoy, quedan sólo alrededor de 800 mil. Sin embargo, la concentración de la tierra en las manos de una minoría aumenta. Sólo 46 grandes grupos capitalistas son dueños de 20 millones de hectáreas, lo equivalente a todo el Estado de Sao Paulo.

Para ayudar a sus amigos banqueros, el gobierno Fernando Henrique cometió el crimen de desviar dinero para combatir la sequía, alrededor de 42 millones de dólares, conduciendo a la muerte centenares de niños y familias enteras en el Nordeste. Todos esos hechos, sin embargo, son escondidos del pueblo por los medios de comunicación que están en manos de la burguesía.

Como queda claro, el gobierno de Fernando Henrique es de los ricos y sirve sólo a los intereses de ellos. Ese gobierno nada hace para superar la crisis porque es un gobierno controlado por los capitalistas y latifundistas. Por el contrario, las medidas que toman son para proteger las fabulosas ganancias de los patrones y tornarlos aún más ricos.

Este fue el caso del Proer, el programa para salvar los banqueros de la falencia, empleando 21 mil millones de reales de la salud y la educación: lo mismo ocurrió con las privatizaciones y también con el aumento espectacular de las tasas de interés en más de 150%, beneficiando los agiotistas y especuladores e incrementando la deuda interna para 350 mil millones de dólares; por el mismo motivo mantienen impunes los asesinos de los campesinos sin tierra de Corambiara y Eldorado dos Carajás, en el estado de Pará.

Ahora, espera sólo el resultado de las elecciones para firmar el más vergonzoso acuerdo de lesa patria de nuestra historia con el FMI. En resumen, el Gobierno Fernando Henrique es un gobierno de traición nacional y en contra del pueblo.

Por lo tanto, sólo un verdadero gobierno revolucionario puede libertar el pueblo brasileño de la catástrofe. Un gobierno que establezca medidas severas en contra de los capitalistas, vigilándolos y impidiendo cualquier sabotaje en contra de la economía popular. Un verdadero gobierno del pueblo y que gobierne para el pueblo.

POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES QUE ADOPTE LAS SIGUIENTES
MEDIAS:

* Nacionalización de la banca: unión de todos los bancos en un sólo banco bajo control del Estado.

* Socialización de todos los grandes monopolios y consorcios capitalistas, particularmente en los sectores estratégicos de la economía: planificación de la economía para atender a las necesidades de la población y eliminar las desigualdades regiones y sociales:

* Trabajo obligatorio para todos: sólo come el que trabaja: prohibición del trabajo infantil;

* Expropiación de la propiedad latifundiaria, fin de la concentración de la tierra: Reforma Agraria;

* Anulación de los impuestos para los pobres; impuesto sobre las grandes fortunas y progresivo. Quién gana más paga más.

* Control del estado sobre todos los medios de transporte colectivo;

* Educación pública y gratuita en todos los niveles; fin de la mercantilización y el lucro con la educación;

* Democratización de los medios de comunicación, con la socialización de todos los grandes canales de televisión, periódicos y radios; garantía de acceso de todos a los medios de comunicación;

* Amplia libertad partidaria, de expresión y organización; fin de las donaciones de capitalistas para las campañas electorales;

* Fin de las discriminaciones en contra de las mujeres; derechos iguales; combate al racismo;

* Anulación de los acuerdos y deudas del Estado con los capitalistas extranjeros, contraídos en contra de la soberanía y los intereses de los trabajadores;

* Monopolio del comercio exterior: transferencia del comercio exterior para los órganos del Estado;

* Defensa y protección del medio ambiente y la naturaleza.

PORQUE ESAS MEDIDAS SON NECESARIAS PARA SUPERAR LA CRISIS

LA NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA

En la sociedad capitalista, los bancos son el punto neurálgico de toda la economía. Es imposible el control y la adopción de medidas duras para superar la crisis sin unificar todos los bancos. Esa fusión de todos los bancos en uno solo en nada afectará a los que tiene cuentas en los bancos fusionados. Quien posea 100 reales en libreta de ahorro o en su cuenta, continuará con los mismos 100 reales; quién posea 1 millón de reales también continuará con su 1 millón de reales después de la nacionalización de la banca. Resulta que no será un capitalista o banco extranjero que tendrá la guardia de ese dinero, sino el Estado de todo el pueblo. El evitará, de ese modo, las falencias fraudulentas tan comunes y que han atormentado la vida de tantos compatriotas. La actual situación, la propiedad privada de los bancos es lo que pone en riesgo el dinero de los ahorristas. Los bancos capitalistas hacen todo tipo de trampa, transfieren dinero para islas y paraísos fiscales, engañando los clientes. No hay falta de ejemplos. Con esa medida se eliminan los fraudes en los balances y las empresas ficticias que reciben préstamos sólo para el lavaje de dinero.

En fin, la nacionalización de la banca pone el capital financiero bajo riguroso control del Estado y al servicio de los intereses y necesidades del país y el pueblo.

LA SOCIALIZACIÓN DE LOS MONOPOLIOS Y CONSORCIOS CAPITALISTAS

El capitalismo actual, en su etapa imperialista, ha llevado al más alto grado la interdependencia de todos los sectores de la economía. La banca y ramas más importantes de la industria y el comercio se han vinculado indisolublemente. Ello significa que no es posible nacionalizar la banca sin avanzar en la socialización de los grandes monopolios capitalistas, los grandes consorcios capitalistas comerciales e industriales, los que obtienen ganancias gigantescas y fijan los precios exorbitantes. El capitalismo en Brasil se ha convertido en monopolista y sus poderosos monopolios controlan el gobierno y dominan la economía. Hace mucho que las pequeñas y medianas empresas dejaron de tener un papel fundamental en la economía brasileña.

Basta con ver el ejemplo del monopolio Parmalat, el que ha comprado más de 16 empresas nacionales en los últimos años y tiene un costo de menos que 15 centavos por litro de leche. Sin embargo, vende ese mismo litro por aproximadamente 85 centavos. Una ganancia de casi 500%. Esa situación se reproduce en todas la ramas de la economía que están dominadas por los grandes consorcios y monopolios capitalistas, como es el caso de la industria farmacéutica, de alimentación, higiene y limpieza, etc.

La verdad es que el gran monopolio capitalista es una empresa socializada; en ella trabajan millones de personas, todas sus operaciones unen, directa o indirectamente, miles y decenas de miles de familias. Sin embargo, toda la ganancia producida por ese trabajo social la apropia una familia o decena de accionista. La unión de las empresas en monopolios, consorcios, carteles y trustes, reúnen un montón de recursos formidables. Esos recursos, con la socialización de los medios de producción, pasan a ser utilizados en beneficio de todo el país y todo el pueblo. El socialismo no es otra cosa que el paso adelante tras el monopolio capitalista, usado en provecho de todo el pueblo.

Los comunistas no quieren y no defienden la expropiación de las pequeñas y medianas empresas, las que cumplirán papel importante en la nueva sociedad socialista.

De hecho, son los grandes capitalista los que arruinan los pequeños y medianos industriales. Veamos el caso del sector de autopíezas: de 1000 pequeñas y medianas empresas de autopiezas que existen hoy en Brasil, dentro de dos años quedaran sólo 500, el restante será consumido por los monopolios capitalistas. Ya hemos visto que el monopolio Parmalat se apoderó, en pocos años, de 16 empresas del sector de la leche y sus derivados. Los comunistas si defienden la unión de esos pequeños y medianos propietarios con los trabajadores y los campesinos y los pequeños comerciantes e industriales en contra de los verdaderos expropiadores de la clase obrera.

El nuevo gobierno, el gobierno de los trabajadores, tiene compromiso con quien pasa hambre y quiere trabajar. En vez de estimular el consumo de artículos de lujo, priorizará los alimentos y ropas, transporte colectivo, empleo, educación, salud y deporte.

REFORMA AGRARIA

El objetivo de la Reforma Agraria realizada por el gobierno de los trabajadores debe poner fin, en primer lugar, a la enorme concentración fundiaria existente en el país. En segundo lugar, ella debe garantizar no sólo la tierra a los campesinos sino también que los tractores, los almacenes, los transportes que hoy están concentrados en las manos de las grandes empresas capitalistas agroindustriales, pasen para las manos del Estado y los campesinos. Debe, también, garantizar crédito y la comercialización de los productos. Por último, ella deber caminar hacia la socialización de todos los medios de producción que está en poder de la burguesía rural y que mantienen relación directa con la agricultura, no solamente la tierra. En una palabra, se trata de una reforma agraria de carácter anticapitalista.

DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Todos los importantes medios de comunicación, las cadenas de televisión, las radios, los grandes periódicos son hoy propiedad de sólo diez familias capitalistas. Esas mismas diez familias son también poseedoras de industrias, bancos y aplican sus ganancias en el agiotaje del mercado financiero. Es evidente que esos capitalistas hacen todo en sus noticieros, en sus programas, telenovelas, etc, para engañar y enajenar al pueblo, para esconder las informaciones, promover la mistificación y distorsionar la realidad. Es imposible cualquier efectiva democratización de los medios de comunicación en Brasil bajo el control de esas diez familias. Por ello, el PCR defiende la democratización de los medios de comunicación. manteniendo las TVs, las radios y los grandes periódicos bajo el control del Estado democrático.

Todas esas medidas en contra de la catástrofe y el hambre son en beneficio de más de 150 millones de brasileños, de las clases oprimidas y explotadas, de los más pobres y que pasan dificultades y calamidades, mientras que los ricos capitalistas se regocijan.

DIGAMOS ENTONCES LA VERDAD:

Las clases pobres deben y pueden controlar y confiscar las riquezas de los que los explotan y han construido su inmensa riqueza con el sudor de los que trabajan. Se trata de romper, revolucionariamente, con los intereses de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros, organizando el control popular sobre la economía. ¡No hay otro camino!

TRABAJADORES CONCIENTES,

Es necesario acabar con todo el recelo de violar los privilegios de la burguesía, de los explotadores. Sin medidas verdaderamente revolucionarias es imposible poner fin a la grave y profunda crisis que vive nuestro país e infelicita al pueblo. Sólo una ruptura consecuente y sin reservas con los capitalistas en la política interna y externa puede salvar el país.

El Estado es la organización de la dominación de una clase, la clase de los capitalistas sobre todo el pueblo. La revolución tiene el objetivo de acabar con esa dominación y explotación de los grandes patrones y organizar un nuevo Estado, en el que serán las clases pobres y los trabajadores los que gobernarán.

En las manos de que clase está el poder, es lo que decide todo, es la cuestión fundamental. En otras palabras, o somos gobernados por los capitalistas y terratenientes o somos gobernados por los trabajadores y el pueblo. Aquí no hay medio término.

Temer que con esas medidas los agiotistas, los especuladores y los grandes capitalistas huirán del país y llevarán su dinero, suena ahora como una gran ironía. Pues, nunca en toda la historia de Brasil, se ha visto una fuga de capital tan extraordinaria como en ese gobierno de FHC: en menos de 30 días más de 35 mil millones de dólares dejaran el país.

Además, esos agiotistas capitalistas lo que hacen es substraer nuestras riquezas, nuestras reservas y explotar el trabajo nacional, remitiendo las ganancias hacia sus países. Lo que hacen es, pues, consumir los recursos de nuestro país, conduciéndolo a la ruina. Es un verdadero robo y expoliación que practican en contra de Brasil. Como ha quedado claro, con ellos es imposible avanzar y superar la crisis.

Se trata de un gran desafío, sin duda. Sin embargo, el pueblo de Zumbí, de Frei Caneca, de Tiradentes, de Lamarca, de Manoel Lisboa, de Carlos Marighela, de Antonio Conselheiro, está a la altura de ellos. ¡Y venceremos!

El PCR convoca a todos los hombres, mujeres y jóvenes concientes del país a defender ese programa y entregar su vida para verlo adoptado en nuestro país. Con él sacaremos a Brasil y a nuestro pueblo de la miseria y el hambre.

¡OSAR LUCHAR, OSAR VENCER!

25 le septiembre de 1998

Comité Central

Partido Comunista Revolucionaria

Brasil

Este documento fue divulgado por la

Ediciones Manoel Lisboa
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Manoel Lisboa fue el fundador del PCR en 1966, fue asesinado por la dictadura militar en 1973. Desde hace 25 años el viene inspirando la lucha de la juventud y de los trabajadores de las ciudades y del campo.

"¡Nosotros desear una organización nueva y mejor de la sociedad, en cuál no tiene ricos tampoco pobres y en cuál todos tienen que trabajar! ¡Que no tienen un apuñado de adinerados, pero si, todos los trabajadores que tienen provecho de los frutos de los trabajos de todos! ¡Que las maquinas y otros mejoramientos faciliten lo trabajo de todos y no sirvan hacía enriquecer algunos a costa de millones y millones de hombres de lo pueblo! Ésta sociedad nueva y mejor llamase socialista. La doctrina que trata ésta sociedad se llama socialismo."

V.I. Lenin

SOLIDARIDAD CON CUBA Y EN CONTRA DEL BLOQUEO CRIMINAL DEL
IMPERIALISMO

Liderados por Fidel Castro y Che Guevara, el pueblo cubano realizó en 1959 una verdadera revolución que acabó con la explotación, el hambre, distribuyó tierras a los campesinos y puso toda la riqueza producida por los trabajadores bajo control, de los mismos trabajadores.

Cuba, su pueblo y los líderes de esa revolución, son ejemplos para todos los pueblos de América Latina de la posibilidad de derrotar los poderosos y tener un gobierno de los trabajadores. El imperialismo norteamericano, el gobierno de los Estados Unidos, no quiere que este ejemplo se difunda y hace todo para impedir el desarrollo de Cuba. Ésta as la razón del feroz bloqueo económica en contra de Cuba, de la ley Helms-Burton y las constantes violaciones de la soberanía cubana.

La solidaridad con Cuba Socialista y la lucha por el fin de ese criminal bloqueo es deber de los comunistas y de todos los demócratas latinoamericanos.

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