En Marcha #1265
Órgano Central del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE)
Del 25 de abril a 1 de mayo, 2005

Editorial

El pueblo no perdona a quien lo traiciona

Otro gobierno antipopular y corrupto cayó fruto de la lucha de las masas. Es el tercer gobierno consecutivo de los elegidos universalmente que sale huyendo de Carondelet ante la furia de un pueblo que exige transformaciones sociales.

Aunque la lucha de las masas ha sido grande y con expresiones de combatividad de manera particular desde el día lunes 19, la falta de fuerza en el movimiento popular una vez más ha permitido que se produzca un recambio oligárquico, en esta ocasión con la designación de Alfredo Palacio como Presidente de la República.

Este nuevo gobierno surge como resultado de la crisis política del país, de la magnitud que alcanzó la lucha popular y de la profundización de las contradicciones interburguesas que alimentaron la crisis. Es un gobierno que nace comprometido con su similar norteamericano, con las clases dominantes criollas y de manera particular con el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática.

Surge desprestigiado y debilitado porque los trabajadores y el pueblo han expresado su desesperanza en que pueda resolver sus problemas; pero la desconfianza no solo le afecta a él, pesa sobre toda la institucionalidad y por ello ha tomado fuerza el planteamiento "que se vayan todos".

Frente a esta crisis nuestro Partido, así como las organizaciones del Frente Popular y otros sectores del pueblo hemos planteado luchar por la constitución de un gobierno popular, que estaría constituido de manera colectiva con representantes de diversas organizaciones de trabajadores, campesinos, indígenas, de la juventud, etc., de partidos y movimientos progresistas y de izquierda, de las iglesias, de las Fuerzas Armadas, etc. Sin embargo, frente a la nominación de Alfredo Palacio como Presidente demandamos que éste cumpla con lo ofrecido en su campaña electoral cuando formó parte del binomio presidencial, propuesta que tenía aspectos relacionados a la defensa soberanía nacional, a la atención de las necesidades básicas de la población, al bienestar y progreso del país y los pueblos del Ecuador.

Aunque la oligarquía agrupada en el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática llamó a la "movilización ciudadana" para defenestrar a la CSJ, en realidad buscaba utilizarla como mecanismo de presión para darle una salida a la crisis política en el marco de la legalidad y, ahora, frente al desborde de la lucha de masas, ha podido maniobrar y sortear el momento con un recurso "constitucional" otorgándole legalidad y sustento al nuevo Presidente, procurando capear el resquebrajamiento en el que se encuentra la institucionalidad burguesa. Es evidente que la oligarquía y el imperialismo están preocupados de que, una vez más, el pueblo haya pisoteado la legalidad en pro de conquistar cambios.

Pero el desenlace que han tenido los acontecimientos no pone fin a la crisis, puesto que se habla con insistencia del adelanto de las elecciones presidenciales; por otro lado en el Congreso Nacional, la mayoría parlamentaria encabezada por el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática, tienen el interés de reestructurar el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal Constitucional. Pero al mismo tiempo el Congreso Nacional es blanco de acción de las protestas.

El descontento de las masas está presente y no cesará por el recambio oligárquico que se ha producido. El deseo de cambio que se ha expresado una vez más en esta jornada, junto a ese descontento, son elementos principales de esta crisis que mantendrán a las masas en la calle buscando el camino de su definitiva liberación.

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